Hace algunas semanas destaqué la importancia de dar una
lucha frontal a todo tipo de discriminación. Hice mención a todas las formas
como se presenta, incluso la política, que por cierto pasa por agua tibia, pero
que evidentemente vulnera el derecho de quienes optan legítimamente por apoyar
algún movimiento político. Será que la idea viene rondando por mi cabeza
durante estos días, luego de escuchar y advertir distintas manifestaciones de
este indebido proceder.
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Miki Torres y Keiko Fujimori |
Todo empezó con ocasión de asistir al cumpleaños de una
amiga, donde uno de sus invitados, con algunas copas encima, me soltó un
rosario de insultos respecto a la agrupación política por la que fui elegido,
cuidándose (pensará él) en precisar: “pero Miki, tú eres la excepción”. Debido
a su estado etílico me limite a mirarlo y a repetirme internamente “que de nada
servía discutir con alguien en ese estado”.
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Congresista Miki Torres |
Una semana después me reencontré con una gran amiga de la
universidad. Ella me comentó con tristeza que su hija había sido víctima de
bullying en el colegio por apoyar una candidatura presidencial, pues tal como
me indicó “no era el candidato de moda para esa clase social”. Terrible pero
real. De hecho, me recordó que mi propio hijo me había contado que el peor día
de su corta vida había sido cuando, al día siguiente de elecciones, tuvo que
enfrentar a sus compañeros, quienes se burlaban pues Keiko Fujimori no había
sido elegida presidenta.
Los demás días se me dio la gran oportunidad de asistir a
una serie de medios de comunicación. Entrevistas en las cuáles me llamó la
atención el entusiasmo con el que algunos periodistas abordaban los detalles
respecto a la actitud del fujimorismo en distintos eventos protocolares.
Entonces comencé en evidenciar la actitud respetuosa con la que procedimos,
pero ello no fue suficiente.
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Lideresa Keiko Fujimori |
En este tema no me sentía mal, finalmente era un tema de
percepciones. Sin embargo, tremenda fue mi sorpresa cuando despierto una mañana
y leo una portada donde consideraban (según me pareció) que la afirmación del
Presidente PPK de realizar “jales” de congresistas fujimoristas se trataba de
una especie de fichaje para un equipo de futbol. Segundos después medité que si
la historia hubiese sido la opuesta (es decir, si Keiko Fujimori lo hubiera
dicho), el titular sin duda sería “Golpe a la democracia”.
Nadie tiene derecho a maltratar a las personas por sus
convicciones políticas. Deberíamos aplaudir el hecho de que las personas
decidan involucrarse en un partido político, sea como candidato, autoridad o
como simpatizante activo. De hecho, deberíamos reflexionar y pensar que si
somos tan proactivos criticando, quizá sea momento de involucrarse en la
política, y así pasemos de la crítica a la acción. Al final de cuentas, lo que
deseamos es la institucionalidad de la política… ¿O no?